PROGRAMA DE INTERVENCIÓN
COMUNITARIA
Aprendizaje Servicio

El Aprendizaje y Servicio (A&S), es una metodología educativa basada en una experiencia solidaria, en la cual los estudiantes, docentes y miembros de la comunidad trabajan y aprenden juntos para solucionar necesidades específicas de la comunidad, utilizando el conocimiento y realizando transferencia del mismo para el bien común (Malacrida, M.G. 2012). Esta metodología consiste en aprender a pensar a través de la propia experiencia del aprendizaje, vinculando la conciencia y la responsabilidad social con los desempeños técnicos definidos en cada uno de los planes de estudio. Por otra parte, el aprendizaje a través del servicio comunitario implica situar al estudiante como protagonista del proceso de enseñanza, permitiendo que su experimentación sea un pilar en la generación de conocimientos y desempeños técnicos. Además, el Aprendizaje y Servicio resignifica la concepción tradicional de los espacios de aprendizaje, diversificando las metodologías y las estrategias de enseñanza, instalando una perspectiva holística del aprendizaje que complementa el desarrollo académico intra y extra aula. El fundamento que orienta este modelo, dice relación con dotar de significación social el aprendizaje académico, produciendo el conocimiento en un espacio social situado, con dinámicas e historias diversas, con necesidades y expectativas específicas que se van reconociendo en la progresión del trabajo en terreno. De esa manera, se promueve la integración entre los saberes conceptuales (definidos en todas las asignaturas) y los saberes procedimentales y actitudinales, contribuyendo al desarrollo de una formación integral y pertinente a las demandas de las comunidades.

En este sentido, el Programa de Intervención Comunitaria se hace cargo en forma evidente de lo que Martínez (2010) plantea como Aprendizaje y Servicio, ya que “es una forma emergente que supone integrar actividad académica y servicios a la comunidad. Se trata de ofrecer de manera simultánea un servicio, y de aprender de una forma distinta y más completa parte de los contenidos académicos de los estudios que se cursan” (Martínez, M 2006. pp 85-102). Y permite desarrollar desempeños técnicos y profesionales en conjunto con los valores sociales y cívicos que declara el Modelo Educativo UDLA. El Aprendizaje y Servicio “es una estrategia de enseñanza en la que los estudiantes aplican sus habilidades y conocimientos académicos y profesionales específicos, para satisfacer necesidades reales en respuesta a requerimientos explícitos de la comunidad” (Camilloni, 2010. Pp. 9). Tal como señala Miquel Martínez: “Aprendemos éticamente a través de la práctica y del ejercicio, por ello es tan importante el contexto en el que vivimos y en el que nos formamos (…). La formulación de competencias transversales, incluidas aquellas que hacen referencia al compromiso ético, no es suficiente para garantizar su logro. Es necesario un cambio profundo en la mentalidad del profesorado y el convencimiento de que el modelo formativo de la universidad debe atender –de forma programática y no sólo declarativa– la formación en la responsabilidad social de sus estudiantes y titulados” (Martínez, M. 2010. Pp. 14). En el caso del Programa de Intervención Comunitaria, los estudiantes deciden y planifican en conjunto con la comunidad proyectos orientados a mejorar las condiciones de vida del barrio. De acuerdo con la literatura, hay diferentes metodologías o modalidades de implementación que varían dependiendo de la longitud de proyecto, es decir, si son intervenciones agudas o a largo plazo, y también si son intervenciones disciplinares o multidisciplinares. Para simplificar, hemos consolidado una categorización de tres niveles de Aprendizaje y Servicio que varían en metodología y fin.

  1. Operativos o intervenciones agudas: intervenciones acotadas a un breve período de tiempo o un curso específico que busca desarrollar habilidades concretas en los estudiantes, a la vez que resuelve necesidades de la comunidad. Ejemplo de esto son los operativos y las ferias de salud que ocurren una vez en la comunidad y no necesariamente miden resultados. Éstos tienden a no tener evaluación pedagógica. Lo que se valora es la actividad y la cobertura de la prestación o cantidad de asistentes.
  2. Trabajo de asignatura o intervenciones disciplinares: corresponde a una práctica de largo plazo que dura un curso o más, y responde a desarrollar habilidades prácticas específicas en estudiantes y a necesidades específicas de la comunidad. La forma de evaluación es solo el grado de aprendizaje del estudiante.
  3. Compromiso comunitario: Este tercer nivel tiende a ser de largo plazo, aunque también puede ser en un programa específico. Busca lograr aprendizajes en los estudiantes y a la vez objetivos específicos en las comunidades. Se diseña en conjunto con la comunidad, los docentes y actores de gobierno o de ONG’s presentes en la comunidad. La forma en que se evalúa es a través del aprendizaje adquirido por el estudiante y la calidad del servicio prestado a la comunidad, donde los evaluadores en general son el instructor o docente y la comunidad. En UDLA se aplican los tres niveles de Aprendizaje y Servicio descritos en la literatura dentro del programa, aportando a la formación profesional y al desarrollo comunitario. Sin embargo, solo el tercer nivel, correspondiente al compromiso comunitario, logra los objetivos planteados por el programa, ya que implica un tránsito progresivo y constante de parte de los actores involucrados, por tanto, son acciones situadas y contextualizadas en un proceso con características académicas y territoriales. Los operativos, las ferias de salud y las prácticas profesionales, si bien pueden considerarse Aprendizaje y Servicio para la literatura, para el Programa de Intervención Comunitaria son estrategias para aportar al fin último, que es mejorar las condiciones de vida de la población.

En síntesis, el Programa de Intervención Comunitaria utiliza los aportes de la metodología de Aprendizaje y Servicio (A&S o ApS), ya que es una actividad académica con impacto en la formación profesional de los estudiantes, en su desarrollo integral, como sujetos conscientes y responsables de su entorno y con efectos significativos en el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades. Si bien incorpora los tres niveles descritos en A&S en diferentes carreras de la universidad, el diseño se centra principalmente en el tercer nivel, que es el compromiso comunitario, constituyéndose en una estrategia fundamental para potenciar los aprendizajes de los estudiantes y, a su vez, que éstos confluyan en el desarrollo social y ciudadano, propiciando la interlocución entre la ética, la comunidad y la profesión.