PROGRAMA DE INTERVENCIÓN
COMUNITARIA
Intervención Comunitaria y Ciencias de la Implementación

En las últimas décadas, gran parte de la investigación y la elaboración de programas sociales se ha centrado en identificar programas basados en evidencia y luego replicar. Ha existido poca atención a la necesidad de traducir, diseminar, expandir o ir a escala de los programas sociales basados en evidencia (Fixen, D. 2011). A esto se suma una tendencia a replicar con demasiada “fidelidad” o demasiada “flexibilidad”, logrando resultados completamente diferentes al programa inicial. Otra tendencia ha sido la de diseñar programas sociales incorporando la participación de los diferentes grupos de interés, partiendo desde cero sin incorporar una revisión de programas similares ya existentes y evaluados. Por último, tanto en el caso del diseño de programas basados en evidencia, como en el caso de programas que incorporan la participación social, se ha tendido a atribuir el saber o experiencia de la evaluación a consultores externos que desarrollan conclusiones a partir de un resultado final. Sin embargo, desde la perspectiva del Programa, para lograr un cambio es necesaria también la participación de las distintas personas involucradas. Es por esto que hemos diseñado una metodología que se basa en la Intervención Comunitaria y los hallazgos de las Ciencias de la Implementación.

Se entiende por Intervención Comunitaria aquellas acciones que buscan promover el desarrollo de una comunidad a través de la participación activa de ésta en la transformación de su propia realidad. “No [es] una metodología neutral o neutra que valga para cualquier finalidad: evidentemente, la metodología e incluso las técnicas, [son] coherentes con los planteamientos teóricos, los principios inspiradores y las finali- dades intrínsecas del trabajo comunitario” (Marchoni, 1999). En este caso, la meto- dología varía dependiendo del rubro en que se implemente, pero, tiene como ejes fundamentales la elaboración de un diagnóstico participativo, la planificación de una intervención que considera la opinión de los diferentes actores involucrados, la evaluación inicial previa a la intervención, la ejecución del plan siempre con técnicas participativas con evaluación de proceso, por parte de los diferentes actores, la evaluación final y la diseminación.

Por su parte, las Ciencias de la Implementación se refieren a la disciplina que busca asegurar que lo que se planifica sea efectivamente lo que se implementa y, de esa forma, asegurar los resultados esperados. En una síntesis de la literatura en investigaciones sobre la implementación de programas y proyectos (Fixen, D. 2005), se plantean etapas y actores clave en el aseguramiento de calidad y fidelidad del programa implementado. Estas etapas en la literatura son coherentes también con la Intervención Comunitaria, por tanto, nos permitió realizar un diseño inicial basado en la teoría, que luego fue sometido a una evaluación de proceso el año 2012 (UDLA, 2013) y, posteriormente, a un estudio participativo con líderes sociales y monitores comunitarios responsables del Componente Territorial que, en conjunto, realizaron un levantamiento de acciones o insumos necesarios de explicitar en el diseño (Infan- te, F. et all. En imprenta). El resultado es una metodología compuesta de dos fases de implementación, donde los componentes Pedagógico, Territorial y de Investigación se complementan en su acción.

Por ejemplo, la Facultad de Ciencias de la Salud ha elegido, en conjunto con los municipios, incidir en ciertos indicadores de salud que pueden ser trabajados desde una perspectiva comunitaria, mientras que la Facultad de Ciencias Sociales se compromete a elaborar proyectos en torno al Bienestar Social y Subjetivo percibido en los barrios y al apoyo social de éstos. Ambas facultades pese a tener su propia línea de acción e investigación dentro del programa, comparten la estrategia de intervención que refiere a fomentar el Desarrollo Comunitario.